lunes, 16 de julio de 2012

Entrevista: Hernandez

Caricatura por Helguera.
¿Quién es?
Caricaturista de El Chamuco, cartonista de La Jornada y coconspirador moneril de Helguera en las páginas de la revista Proceso. Hernández es uno de los mejores caricaturistas de México en la actualidad. Hábil parodista, de trazo suelto y cartones fulminantes, fue reconocido con el premio de periodismo en 2001.

Página(s) Web: El Chamuco y los hijos del Averno, José Hernández

Entrevista realizada el 10 de agosto, 2009*

¿Qué es la caricatura para ti?
Hay muchos tipos de caricatura. Una por ejemplo, es la caricatura de retrato. De esta hay una tradición muy grande en la historia del arte, con Leonardo da Vinci, de los primeros que hace caricaturas… Archimboldo, en fin, hay muchos pintores famosos que hicieron caricaturas. En Europa sobre todo hay mucha tradición de caricatura de retrato: con los franceses, con Mulatier, con Ricorte. En Inglaterra también. En México en el siglo XX hubo muchos exponentes muy importantes de la caricatura de retrato, como “El Chango” Cabral o el mismo Covarrubias, que es el caricaturista mexicano más importante, porque se fue a Nueva York a trabajar (risas).

 Quizás la vertiente más importante en México es la caricatura política. La caricatura política solo se puede entender como género periodístico, más que como un género artístico, que sería el caso de la caricatura de retrato. Como género periodístico enmarca dentro de los géneros de opinión, es un editorial gráfico, que responde a la posición del caricaturista y se basa en el principio, teoría o premisa que el miedo al ridículo modifica las conductas. Los políticos al temer verse ridiculizados en una caricatura, tendrán más cuidado en lo que hacen, trataran de no cometer fechorías, basándose en una ética… Esto es el ideal. Realmente eso no sucede, y mucho menos en México, pero esa es la premisa de la caricatura. Criticar ridiculizar a la gente del poder y que abusa de ese poder. 
En México ya no funciona: los que están en el poder son muy cínicos, les vale madres, no  solo no les importa, sino que a veces hasta buscan al caricaturista para comprarle la caricatura en la cual fueron ridiculizados. Cuando uno empieza a hacer cartón se va dando cuenta de esto, y se va uno dando cuenta que la finalidad de la caricatura ya no es incidir en la conducta de los políticos. Se vuelve entonces una comunicación con el lector.

 En ese sentido te podría decir que cuando más gusto me ha dado mi trabajo, es cuando me he encontrado mis caricaturas reproducidas, muchas veces en dimensiones muy grandes en alguna protesta pública, cuando hay gente que hace los periódicos murales afuera de su casa o de su comercio, para tratar de llevarlas a más gente. El orgullo más grande que he tenido hasta ahorita, fue cuando un lector me mando por internet un vínculo al sitio de Al-Jazeera, con una foto en una protesta en Egipto, donde estaban protestando con una caricatura mía, reproducida en gigante. 

La caricatura es una especie de herramienta para poder entender lo que está pasando, para analizarlo, tomar una posición y difundirla.

La caricatura mexicana tiene una larga historia, y si bien en este momento se sienten demasiado seguros en el poder para preocuparse, ha habido mayor represión y más control sobre la caricatura, donde realmente era no solamente el caricaturista el que se la jugaba, sino también los que la imprimían o hacían el cartel. ¿Cómo ves la caricatura de combate en México y como ha cambiado el panorama de la censura?
Antes en la prensa en México habían tres intocables famosos: La Virgen de Guadalupe, el ejército y el Presidente. No se podían tocar, no podías criticarlos y obviamente no podías hacer una caricatura de ellos. La Virgen porque era sagrada,  el ejército porque era peligroso, y el presidente porque era sagrado y peligroso.
 
Ya las cosas no son así. La Virgen ya hasta el mismo Shulenbourg (el que había sido Abad de la Basílica de Guadalupe) llego a decir que no había existido la Virgen. Le dieron los derechos de comercialización a una empresa japonesa… El ejército ya está tocado por el narco, y aparte muy desprestigiado este sexenio. Y el presidente ya está bien tocado. 

Antes había que ser muy valiente para criticar al presidente y ahora hay que ser muy valiente para defenderlo. Es una figura muy devaluada.

 Es un fenómeno raro, porque seguimos viviendo en un régimen presidencialista, pero sin presidente. Es un presidente muy débil. El último presidente fuerte fue Salinas, quien si tenía un control muy férreo de los medios. Difícilmente tú vas  a encontrar tu una caricatura del sexenio de Salinas donde se le critique directamente, donde el salga. No era fácil. 

El que muchas veces lo hizo fue Naranjo en Proceso, y la revista recibió muchas presiones a base de eso. Zedillo no tuvo ese control, (yo creo que porque no le importó), y de ahí para acá ha sido así. Creo que por dos razones: 1) porque la influencia que tienen los medios escritos frente a los electrónicos es mucho menor; por lo tanto interesa más controlar la radio y la televisión que la prensa escrita. Es muy poca la gente que lee comparada con la gente que ve la TV. 90% de los mexicanos reciben su información básica de la televisión.
Yo recuerdo en la época de Zedillo, yo colaboraba en la revista de Milenio, hubo un número que en la portada tenía una caricatura de Zedillo que decía “El Presidente que contaba chistes”. Salía con cara de tonto, y en el interior había un texto de Monsiváis y había una tira que yo hice: una parodia de un personaje de TV de los 70s, que se llamaba Simpatías. Yo ponía a Zedillo como Simpatías contando chistes malos. Molestó mucho, primero por la portada, después por la caricatura, y también por el texto de Monsiváis. Era obvio porque la portada era lo que se veía en los puestos, aunque no compraras la revista. Si comprabas la revista, era más probable que vieras la tira. Y lo menos probable era que leyeras el texto. 

Les importa mucho más controlar los medios de más alcance. Menosprecian la prensa escrita. Y, me temo que tienen un poco de razón, porque últimamente, le poder de la TV es muy grande. 

Durante el sexenio de Fox no fue tanto su interés, porque él era un títere de mucha gente, pero sí de Martha Sahagún, quien presionaba mucho a los medios escritos. El otro día me entere que perdió su demanda a Proceso. Hubo un caso de un caricaturista, Eco, que fue corrido del periódico El Independiente, por presiones de Martha Sahagún. Ahí fue un caso sui generis, porque realmente lo que hizo Eco fue una caricatura ofensiva personalmente contra Martha Sahagún. Se metió con cuestiones personales… la llamo puta pues. Si la señora lo es o no lo es, creo que no es dominio público. Creo que estuvo mal que Eco lo hubiera hecho, y mal que el periódico lo hubiera publicado, no porque yo esté a favor de la censura, sino porque creo que debe de haber un código ético de lo que se puede publicar y no publicar.
Estuvo peor que presidencia exigiera que lo corrieran, y peor que el periódico cediera.

Ahora con Calderón, hay un intento por controlar los medios, y lo que han logrado es uniformar los medios de comunicación, sobre todo los electrónicos. Hay muy pocas voces discordantes. Puedes revisar lo que dicen Loret de Mola, López Dóriga, López Camín, Ciro Leiva, Ricardo Alemán: y todos dicen exactamente lo mismo, y obviamente en contra del sindicato. Hay una línea muy clara.
Calderón ha intentado formar a los medios y controlarlos lo más que puede. Afortunadamente no puede mucho.

El otro aspecto tiene que ver con la censura. La censura en este país (y finalmente en todo el mundo) se aplica con respecto a quien tiene el poder: no solo el poder político, sino también el poder económico. Ahora es muy fácil criticar al presidente, porque realmente el poder ya no está en el gobierno. El poder realmente está en los sectores económicos, en los grandes empresarios, en las televisoras… el narco. Todos estos elementos son los que ahora presionan o ejercen de que se dice y que no se dice, que se publica o no se publica.

Un ejemplo de ello es el caso del Padre Maciel. Es un caso muy grave de pederastia y encubrimiento. Los pocos medios que en su momento lo denunciarlo y lo documentaron, sufrieron un boicot económico por una serie de empresas, ligadas a los Legionarios de Cristo. Le paso al Canal 40, le paso a la Revista Milenio de entonces. Empresas muy importantes, como las de Lorenzo Servitje (BIMBO), quitaron toda su publicidad y llamaron a boicotear a estos medios. Esos son los sectores que son realmente ahora los intocables. Tú difícilmente te vas a encontrar caricaturas criticando a Azcárraga, o a Salinas Pliego, o a Carlos Slim, o a Lorenzo Servitje. 

El público se puede  informar de leer El Chamuco, pero ¿de dónde se informan los moneros, considerando además que tienen que estar un tanto adelantados a la jugada?
¡No estamos adelantados (risas)! El Fisgón, que es uno de los mejores caricaturistas actualmente, es un tipo hiperactivo que se está metiendo en mil cosas, y hay días en que tiene tantas actividades que no se dio tiempo de leer el periódico y me llama en la noche a preguntar que notas hay. Con que más o menos sepa una noticia, puede idear un muy buen cartón, porque su estructura ya la tiene muy clara. Cuando tienes muy claro que es lo que está pasando, sabes que intereses tiene cada público, sector, cada área, puedes entender cuáles son las intenciones, para donde van, que es lo que van a hacer… porque los conoces y sabes cómo está montada la estructura del poder en México. No es que uno este adelantado.

Yo lo que hago es que leo La Jornada, Proceso, consulto tres-cuatro periódicos más en internet: El Universal, Reforma, etc. La información es más o menos la misma. A veces busco ciertos columnistas. Algunos los leo porque me parece que son muy buenos analistas, que entienden lo que está pasando, como Julio Hernández (que tiene mucho humor además). Otros los leo por puro morbo, como Ciro Gómez Leyva o Ricardo Alemán, para saber más o menos es la orden del día de esta gente, que son como les llaman, “los jilguerillos del poder”, están totalmente alineados.

Ahora con el internet, las noticias están al día. Y si tenemos contacto con reporteros, con gente del periódico que está ahí metida. Muchas veces nos llegan datos o chismes de muy buena fuente, que luego no trascienden, que no podemos usar como información porque son chismes. Aunque sean ciertos, no pasan de ese nivel de rumor o de chisme off the record. (Igual es bueno saberlos, porque te permite entender muchas cosas). (Risas). 

¿Eres dibujante de toda la vida? ¿Cuándo comenzaste a hacer caricatura política?
De niños todos dibujamos, pero somos algunos los que no dejamos de hacerlo. Cuando tú le pides a un adulto que dejo de dibujar que te haga un dibujo, te va a dibujar lo mismo que dibujaba de niño. Si tú le pides un paisaje, te va  a dibujar el mismo paisaje infantil: la casita, las montañas y el sol. Va a repetir el esquema que hizo de niño, porque ahí lo dejo. En cambio los que por alguna razón seguimos dibujando, pues obviamente después de treinta años de dibujar, algo aprendimos. 

Yo empecé a publicar en el ’94 cartón político, pero estuve varios años antes publicando ilustraciones. Yo estudie artes visuales en la ENAP, y desde antes que entre empecé a publicar ilustraciones en algunos suplementos y revistas. Algunas caricaturas de retrato…

Siempre quise hacer caricatura, pero no pude: no encontré el espacio y aparte, el cartón político no es algo que se pueda estudiar en México, a pesar de que hay tanta tradición y es un género tan difundido y tan popular. No hay ningún lugar en ninguna carrera donde tú puedas estudiarlo. Yo quería hacer cartón político; intente entrar a La Jornada cuando empezó pero obviamente no, nadie me pelo (risas), y fue hasta agosto del ’94 que empecé a hacer cartón en una revista que se llamaba Mira. Era una revista que tenía Humberto Musaquio. Yo llegue con mis monos a pedir chamba, con tan mala suerte que me la dieron. Mi primer cartón fue a propósito de las elecciones. 

Acababa de salir la revista El Chahuistle, y yo quise hacer algo para la revista. Se me ocurrió algo, se lo lleve al Fisgón, y lo publicaron. Eso sería el ’95. Estar en El Chahuistle junto a gente como al Fisgón, como Helguera, y sobre todo como Rius, a cuatro meses de empezar a hacer cartón, sin tener idea de cómo se hacían, más que viendo, como los hacían los grandes, estaba colaborando en una revista junto a ellos. Era una revista que se hacía de reunirnos los cuatro a hacerla pues. Fue la mejor escuela.
Yo ya tenía muchos años con el oficio del dibujo, pero me faltaba obviamente la cuestión de lo que es el cartón político. Una cosa es saber dibujar y otra cosa es ser un monero, un caricaturista.
 
Eso lo fui aprendiendo cada quincena en El Chahuistle. En el ’96 empezamos la primera época de El Chamuco, y estuve ahí hasta el 2000, solamente haciendo eso. Historietas, parodias, cosas así, pero aún no había hecho cartón diario, que es totalmente distinto. La dinámica es distinta. Fue en el 2000, cuando aparece  Milenio diario que empecé a hacer cartón. Me enfrente a lo que es hacer un cartón todos los días, y era yo solo, no arropado en la revista. Pero ya había tenido cinco años de la mejor escuela.

Yo espero haber evolucionado en estos años, del ’94 para acá. Han cambiado muchas cosas: de técnica, soluciones gráficas, soluciones de las ideas de los cartones. Al principio me costaba mucho trabajo pensar el cartón, muchos muchos días sentía que me había equivocado de profesión… pero, poco a poco se va uno ejercitando. Es como todo oficio. Ya está uno de pronto con el automático. Vas leyendo las noticias y vas articulando ideas. Hay veces que sale muy fácil, hay veces que no, pero uno intenta mantener cierto nivel en los cartones diarios. No es fácil. Yo creo que ni los grandes caricaturistas, como lo son Helio Flores o Naranjo, hacen cinco cartones extraordinarios cada semana. El chiste es mantener buen nivel. 

Tú tienes una gran cantidad de colaboraciones con otros caricaturistas. ¿Cuál es tu proceso de trabajo con Patricio, con Helguera?
Yo creo que eso fue algo que salió con la revista El Chahuistle. Yo no sé si otros caricaturistas lo hagan, o como lo hagan, pero el equipo que hacemos El Chamuco, lo hacemos en conjunto. Éramos más jóvenes también. Me acuerdo que en el ‘; 98 o por allá, y en ese entonces Patricio, Helguera y yo hacíamos una sección para la Revista Milenio, de dos páginas. Entonces, cuando entregábamos El Chamuco, pensábamos esa sección, las ideas, los chistes, lo dibujábamos y lo coloreábamos con tintas. ¡Todo en una tarde! ¡Ahora me tardo cuatro o cinco días en hacer la paginita de Proceso! (Risas). 

Incluso cuando dejamos de hacer El Chamuco, nuestros trabajos personales,  los cartones, los seguíamos haciendo de manera conjunta. Casi todos los días nos consultamos las ideas del cartón. 

Hay veces que nos ayudamos también. A veces llamo a Helguera con una idea, y platicándola se afina y ya funciona bien… o el a mí, yo le doy alguna idea que redondea lo que estaba pensando. Incluso hemos llegado a regalarnos ideas. Ahora, para que funcione debe de haber un mínimo de entendimiento en lo que pensamos, en nuestras ideas, en nuestras posiciones, en nuestros principios, en nuestras convicciones. Si no, no podríamos hacer una revista como El Chamuco, que es una revista obviamente política, con una línea muy clara. Yo creo que en la cuestión de desarrollo profesional como caricaturista eso nos ha ayudado muchísimo: desde las ideas, hasta los dibujos.

Yo me acuerdo cuando entre al Chahuistle, yo estudie pintura: mal que bien sabia de técnica, cuestiones de composición y tal, y tenía el oficio del dibujo. Entonces, yo me acuerdo que en las portadas del Chamuco, empecé a meter otras técnicas, hacia portadas en acrílico. Eso hizo que entre el todo se hiciera una especie de competencia positiva. ¡Híjole, me tengo que aplicar porque la portada de él está más chida! Y ahora me toca a mí… Se elevó entonces la cuestión gráfica. 

En tu trabajo de historieta o tira haces mucha parodia, ahí están Los Pinots, Lorenzo y Martita (Dagwood y Blondie) con Fox… ¿Cómo te preparas para para hacer esos trabajos paródicos?
Básicamente tiene que ver con las carencias de uno. Si no le sacas provecho a tus limitaciones, de plano estas perdido. Yo creo que tengo varias limitaciones en mi trabajo de caricaturista. Por ejemplo, siento que me falla mucho el humor. En algún momento me preocupe porque me parecía que no tenía un estilo. Nunca he podido inventar un personaje.

Hay ciertas cosas donde me doy cuenta que me falla y tengo que compensar de alguna manera. Mi falta de humor trato de compensarla por ejemplo haciendo cartones muy directos, muy salvajes, muy fuertes, muy violentos. Mi falta de creatividad para crear un personaje lo he tratado de librar haciendo parodias. Igual lo del estilo: un día me di cuenta que el estilo no es importante, en el sentido que estilo es no saber hacer las cosas de otra manera.
 
A veces he querido fusilarme a caricaturistas. Por ejemplo, a mí me gusta mucho Al Hirschfeld, y a veces quiero imitarlo ¡pero no me sale! Me sale como me sale, por mucho que quiera imitarlo. Otro es Edward Sorel, que me gusta mucho… me lo quise fusilar una vez, no me salió, pero lo que si salió empecé a sumarlo a lo que es mi estilo.
No tengo mucho humor, como lo tiene por ejemplo Trino, o el Fisgón, pero, voy a hacer cartones que no te arranquen una carcajada, pero que si te hagan sentir algo. Tú mencionabas la parodia de Benjamin Button, ¡lo ves y te da asco! 

Hay un caricaturista ingles de nombre Gerald Scarfe, que hizo las ilustraciones y las animaciones de Pink Floyd The Wall. Él es un caricaturista muy fuerte, muy crítico y muy violento. Tiene una caricatura muy famosa, una caricatura de los 70s, antes de que Margaret Thatcher fuera primera ministro, era la líder del partido conservador. Hizo una caricatura de ella como perra. Se llama Top Bitch. Está ella como perra defecando, y la mierda es la cara de su contrincante en las elecciones internas del partido. ¡Es una caricatura muy fuerte! Además es un dibujo muy violento, muy agresivo.  Es una perra flaca, fea. ¡Imagínate! Cuando yo vi esa caricatura me impacto, y dije, ojala algún día podamos hacer algo así de fuerte en México. Es difícil, porque hay cosas que a los editores no les gusta: no les gusta que uno animalice, no les gusta que uno meta cuestiones escatológicas… ¡Aquí había esas dos! (Risas). No he tratado de llegar a esos niveles, pero sí de hacer cosas mucho más libres, mucho más críticas y mucho más violentas, porque además se lo merecen estas personas. 

Y en cuanto a las parodias: si no puedo idear algo original, puedo parodiar coas, y me gusta mucho además. Yo supongo que es un poco la escuela de MAD, de niño leía mucho de MAD. Yo creo que 60% de MAD es parodia: las películas, las parodias de carteles, y demás. Siempre me ha gustado. Trato de no abusar de ello, porque llega al extremo de que cualquier cosa que salga le pongo la cara de Calderón y ya, pues no. Hay que buscar la manera de que las parodias funcionen y no tratar las parodias desde absolutamente todo.

Me llama la atención en tu trabajo el uso efectivo de tipografías para crear un mensaje con la manipulación de la textualidad. (En Monosapiens, por ejemplo). ¿Para ti cual es la importancia de la tipografía?
Supongo que por mi paso por la ENAP, algo aprendí de cuestiones de diseño. No soy diseñador; he llegado a trabajar como diseñador, pero realmente no lo soy. 

Me gustó mucho el diseño tipográfico. Tuve la oportunidad de trabajar con un diseñador tipográfico muy bueno, German Montalvo. A mí me gustaba mucho ver sus diseños, porque encontraba en las letras, soluciones gráficas impresionantes. El hizo el diseño de un cartel de una película ya muy vieja llamada La Tarea. Estaba filmada todo en un plano en secuencia: la cámara se quedaba en un sitio y no se movía durante toda la película. El cartel era una letra A gigante, negra sobre un fondo blanco, y tenía un toque rojo: la letra A tenía una zapatilla dibujada. Ese cartel me gustó muchísimo, y me ha gustado mucho jugar con las tipografías, como un elemento no solo cuando diseño la página de Proceso, o las páginas de El Chamuco, sino con los mismos cartones. 

El Fisgón lo hace mucho también: encontrar soluciones gráficas que digan algo, no solo con los personajes diciéndolo, sino la imagen y las soluciones gráficas a las que se presta. Yo creo que el maestro en esto es Helio Flores. Él tiene cartones en donde el chiste del cartón es la solución tipográfica y el movimiento que tiene que ver. Hay frases/palabras que te ayudan a hacerlo, por ejemplo “IVA”. Una representación gráfica que te ayuda a decir lo que el significado quiere decir está muy bien. Yo utilice el 2% para formar la cara de Calderón. Alguna vez también hice un Calderón cuyo retrato estaba hecho con la palabra “espurio”. Fue a propósito de un estudiante que le grito “¡Espurio!” en un acto oficial. Los del Estado Mayor presidencial se lo apañaron y lo llevaron, y lo detuvieron varias horas. 

Si bien muchos caricaturistas lo hacen, no es tan frecuente, y yo creo que es una solución interesante que funciona en el caso de que sea afortunada. A los lectores les gusta porque es distinta. Tú la ves y descubres algo que no habías descubierto. 

¿Sigues pintando?
Lo he dejado años. Siempre tengo la intención de volverlo a hacer, pero no es fácil por la carga de trabajo.
He estado trabajando muchos apuntes en Photoshop… de repente encuentra uno que en Photoshop es una herramienta más, y hay veces que puede uno encontrar (los puristas de la plástica dirán que estoy diciendo una barbaridad) elementos plásticos dentro de la pantalla, trabajando con las herramientas. Me parece que eso es muy interesante. No existe un original, es virtual todo, pero cuando trabajo así, sigo los mismos pasos que cuando lo he hecho en físico, en óleo, acrílico o pasteles. 

Selecciono brochas, pinceles, y los efectos que busco son similares a cuando pintaba. 

Estamos viviendo un momento crítico en México…
¡Desde hace 25 años! (Risas)

Bueno, no es casualidad que el concepto de estallido social tenga cada vez mayor ímpetu, mayor realidad en un país tan surrealista… ¿Si estamos informados, pero que podemos hacer? ¿Qué salidas le ves a México?
Se da un fenómeno muy triste de que efectivamente, estamos informados, pero aunque la información este ahí, no pasa nada. Hay casos muy específicos como el de Mario Marín, el Gobernador de Puebla. Reconocieron conversaciones telefónicas donde claramente el atropella los derechos de una persona, manipula el poder que tiene en el estado para afectar a una periodista de manera ilegal… todo México lo oyó, y no pasó nada. El señor sigue siendo gobernador.

Es muy decepcionante… es tal el cinismo, la doble moral y la simulación de esta gente que está en el poder, que no importa lo que pase, ellos ahí siguen. 

El tipo que fue procurador del estado cuando se registraron los más terribles momentos de los asesinatos en Ciudad Juárez, ahora es procurador general de la república. Todos lo saben y no pasa nada.
Hubo un incendio donde mueren más de 50 niños en una guardería… todo mundo sabe quiénes son los responsables por negligencia y no pasa nada. Uno de los responsables resulta ser pariente de la esposa del presidente y no pasa nada

Es un fenómeno triste que se acompaña con otra situación también desalentadora. El grado de desinformación que hay en el país, combinado con el grado de discriminación, clasismo y de racismo, y de polarización. Eso se da a partir de la campaña del 2006. El PAN y Calderón deciden hacer una campaña para fomentar el odio, y para dividir a la sociedad totalmente. Ellos atendieron perfectamente a la frase de “divide y vencerás”. Es lo que siguen haciendo en todo lo que pueden, meten campañas de odio y de división. Eso te crea una sociedad dividida, polarizada y enfrentada. 

Es una sociedad que basa sus opiniones en lo que ve en la televisión, entonces se crea una sociedad desinformada, muy manipulada, que atiende a sus sentimientos más primitivos, como son el odio o el miedo.
Meten mucho miedo con estas campañas. ¡Estos chantajes de Calderón que si no aprueban su propuesta no va a haber medicinas contra la influenza! 

Yo creo que la única manera de enfrentar este panorama es informándose y organizándose.
Estoy convencido que si se pudo crear el escenario del fraude del 2006, fue por la cantidad de gente desinformada. También estoy seguro que si algo le teme un gobierno que llegó al poder de forma fraudulenta, y que pretende obtener legitimidad siendo autoritario: a lo que más le temen es a la sociedad informada y organizada.
 
No creo que una solución violenta sea eficaz, mucho menos ahorita. Yo creo que el estallido empezó hace años. Los Zapatistas son la muestra, el EPR es una muestra... Todos los pequeños grupos violentos que hay son una muestra. Hubo una oportunidad muy grande para evitar esto en el 2006. Yo creo que si no se hubiera hecho el fraude, si se hubieran respetado los resultados de la elección, se hubiera abierto una válvula de escape muy eficaz para apaciguar los ánimos, y lo que hicieron fue todo lo contrario.
La torpeza, la ineficacia y los compromisos que tiene Calderón lo han agravado aún más.
Es una batalla difícil, porque la sociedad se enfrenta a la televisión, a los empresarios más ricos que son precisamente los que tienen más privilegios en el país, pero, ¿lo que menos que podemos hacer es tirar la toalla no?





1 comentario:

  1. Una de las mejores definiciones de caricatura política que he leído y el análisis que hace de la situación está tremendo. El pana está claro.

    "estilo es no saber hacer las cosas de otra manera", jaja, ciertamente.

    ResponderEliminar